jueves, 18 de noviembre de 2010

LOS FELINOS EN EL ANTIGUO EGIPTO

     Los egipcios fueron un pueblo amante de los gatos. Éstos aparecen representados en multitud de contextos, como deidades o animales de compañía.
     El gato en general era, como el león, un símbolo solar pero, además, era un protector del hogar, convirtiéndose en una mascota querida y apreciada, a juzgar por las representaciones halladas en las cámaras funerarias. Allí, el gato se sitúa junto a sus amos, sobre todo bajo el asiento de la mujer, interpretándose como una forma de enfatizar la feminidad, la sexualidad y las eficaces cualidades del ama de casa. Asociándose, en este caso, a la cara dulce de la diosa Hathor y ésta, a su vez, con las mujeres.
     También se han encontrado pequeños sarcófagos con gatos momificados que fueron enterrados en las tumbas de sus dueños. Incluso se construyeron cementerios (necrópolis) especiales para las momias de gatos.
     La gata se nos aparece tanto en forma amorosa, amamantando a sus crías (representada como Bastet) así como la leona encolerizada que pierde sus rasgos maternales y se convierte en una diosa sin piedad (Sekhmet).

     La Onza africana, o guepardo,fue otro de los felinos que figuró en la iconografía religiosa del antiguo Egipto. No era el representante concreto de una deidad, sino que se usaba en las pieles que algunos sacerdotes empleaban para oficiar. Su alto valor simbólico hizo que el uso de estas pieles estuviera regulado y que se empleara exclusivamente para una parte muy bien definida del cuerpo sacerdotal. Por este motivo, la caza de los mismos nunca fue masiva y la especie no se vio amenazada.
     Parece que los guepardos y leopardos se empleaban indistintamente en los atuendos sacerdotales porque se trataba de pieles moteadas, que era lo realmente importante.


     El simbolismo del guepardo y su relación con ritos religiosos todavía está en estudio. No obstante, como es bien sabido, algunos pueblos africanos tienen la idea de que el uso de pieles de felinos moteados tienen la propiedad de contagiar a su portador con las cualidades del animal, además de ser un eficaz elemento protector. Por otro lado, en muchas culturas la piel del animal aportaba a la persona que la llevaba una facultad muy importante: favorecer el estado de trance.   
     El guepardo fue un animal que los egipcios adiestraron y que se utilizó tanto para la caza como para asistir a la policía. Fue pronto domesticado. Tenemos representaciones en las que aparece en una actitud sumisa junto a su amo, es más, la reina faraón Hatshepsut declara haberlos tenido como animales de compañía.
     En contextos funerarios pudo asociarse a la fecundidad femenina y al cielo protector y en este papel lo encontramos en las tapas de algunos sarcófagos del Reino Antiguo.