lunes, 13 de agosto de 2012

CHAMPOLLION Y EL MISTERIO DE LA PIEDRA ROSETTA

     
     La piedra Rosetta fue hallada en 1799 en la localidad de Rachid (Rosetta), a unos 45 kilómetros de la costera ciudad de Alejandría. 
     Se trata de una piedra de 750 kilos de peso y 1'20 metros de altura, llena de inscripciones en diferentes idiomas antiguos (jeroglífico, griego y demótico) que permitieron al lingüista  Jean François Champollion descifrar los jeroglíficos egipcios. 
   La piedra rosetta se encuentra en Londres  desde el año 1802, donde puede ser contemplada en la actualidad si asistimos a la sala del Antiguo Egipto del British Museum.
     Se dice que Champollion, que era un enamorado de los temas egipcios y, por ende, de sus múltiples misterios, estuvo mucho tiempo escudriñando los símbolos de la piedra rosetta hasta que un buen día dio con la respuesta y tras anunciar "¡ya lo tengo!" cayó desplomado al suelo y permaneció en estado semicomatoso durante varios días, debido al esfuerzo agotador que supuso tan ardua tarea. 
     A partir de entonces estuvo prácticamente dos años viajando por múltiples templos egipcios a un ritmo vertiginoso y en este tiempo catalogó cerca de 864 jeroglifos hasta que murió de un infarto en el año 1832.
     Antes de morir, Champollion afirmó "Soy todo para Egipto y él lo es todo para mí" y, efectivamente, cualquier amante de la egiptología admira y conoce su trabajo y reconoce en él al gran hombre que fue capaz de descifrar la antigua escritura egipcia: los jeroglíficos.