El calendario egipcio surge en parte por el interés que mostró la civilización egipcia por la astronomía, cuyos inicios se sitúan ya en las épocas predinástica (entorno al año 3600 aC) y protodinástica (del 3300 al 3100 aC).
Fue en esta época cuando se creó el calendario civil egipcio, que constaba de doce meses, cada uno con 30 días, divididos en tres grupos de diez días, lo que hacía un total de 360. A estos 360 días se le sumaban "los cinco sobre el año", cinco días adicionales que estaban dedicados a los dioses más importantes para los egipcios: Osiris, Isis, Set, Haroeris y Neftis. Los antiguos egipcios consideraban que estos cinco días correspondían a los días en que nacieron estos dioses.
Este calendario de 365 días no contaba con un año bisiesto como tenemos en la actualidad, hecho que provocaba que todos los eventos cíclicos se atrasaran un día cada cuatro años.
Uno de los días más importantes para los egipcios era el día en que hacía su aparición en el firmamento la estrella "Sirio" pues era el signo que anunciaba la crecida del río Nilo, la fuente de la vida, un fenómeno de gran trascendencia económica y social para los antiguos egipcios. Este evento, al carecer de día bisiesto se retrasaba un día cada cuatro años.
Son muchas las especulaciones acerca del origen del calendario egipcio, sobre si tiene un fundamento solar, estelar o luniestelar; lo que sí parece claro es que la crecida del río Nilo jugó un papel importante en la determinación del mismo.
En la foto, el zodíaco de Dendera, se muestra un relieve hallado en una capilla dedicada al dios Osiris, que representa las atalayas de los 4 puntos cardinales.